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domingo, 13 de julio de 2014

· AQUELARRES ·

Creencias Populares




Palabra de origen vasco que significa "la campa del cabrón". El aquelerre se celebra en ocasiones en la noche del jueves, aunque se hacía con preferencia en del viernes al sábado y en contadas ocasiones de sábado a domingo; su celebración tampoco faltaba en vísperas de fechas señaladas, como la Candelaría, San Juan Bautista, etc., en respuesta siempre a la convocatoria hecha por el diablo, que en un momento determinado se presentaba en un lugar bajo distintas apariencias (en forma de macho cabrío, toro, tronco de árbol con rostro humano...) y pasaba a sentarse en el sitial, en que había un trono desde el que presidía el aquelarre mientras vigilaba a sus huestes, que se entretenían cometiendo toda clase de aberraciones sexuales, bailes y cánticos blasfemos, hasta que tenía lugar un banquete en el que primaban los platos de sapos , carne de ahorcado y de perro, etc., que se sucedían sin parar , sin que en su preparación entrase la sal, el aceite y el vino.


Preparación del aquelarre o sabbat. Grabado alemán del siglo XVI


También se solía desarrollar un ritual, antemisa o misa negra, ceremonia a modo de remedio burlesco de la misa, oficiada, por lo general, por un sacerdote renegado de la fe de Cristo y que comenzaba con una danza desenfrenada.




Las brujas acudían al aquelarre por los aires, cabalgando a lomos de una escoba o del mismo diablo en forma de lobo, toro, macho cabrío, perro negro, etc., para lo cual debían untarse el cuerpo con un ungüento que les proporcionaba, según llegaban a admitir en sus declaraciones, esta facultad extraordinaria, que Cervantes trató de desmitificar en "El coloquio de los perros".


Miguel de Cervantes Saavedra


El aquelarre se disolvía con el canto del gallo. Las ceremonias del aquelarre se desarrollan en cuevas, en amplias tierras campas limitadas por bosques e incluso playas. El momento culminante de adoración al diablo tenía lugar cuando todos los presentes, de uno en uno, acudían a su presencia para besarle las posaderas o los órganos sexuales. Después se celebraban danzas desenfrenadas que culminaban en una orgía sexual en la que abundan toda clase de aberraciones.




 Todas las regiones españolas, como las del resto de Europa, poseen lugares señalados en los que era habitual la celebración de estas asambleas, fruto de imaginaciones desventuradas y que en buena parte se debieron a la labor de los llamados "demonólogos", creadores de una ciencia (la demonología), que conocían todo este confuso material hasta en el menor de sus detalles y que fueron los responsables de que miles de desgraciados a los que falsamente acusaron de brujería acabaran el la hoguera, la mayoría de ellos en países centroeuropeos y en menor medida en España, aunque la propaganda protestante haya querido dar a entender lo contrario.


Quema de brujas y brujos en el siglo XVII

Sin duda alguna, toda esta parafernalia urdida en torno a la brujería se debía a alucinaciones colectivas inducidas por consumo de productos derivados de plantas de la familia de las solanáceas, que contienen alcaloides como la atropina, y de afrodisíacos, y sin duda también a los demonólogos, que sin necesidad de dicho consumo consiguieron tipificar una ceremonia cuyas características básicas eran "desveladas" por los desventurados que respondían bajo tormento a preguntas que por lo general llevaban implícitas las respuestas que deseaba oír.

En toda España se encuentran lugares a los que la tradición atribuye la celebración de aquelarres, como Zugarramurdi (alta Navarra), posiblemente el más famoso porque dio lugar a una famosa causa seguida por la Inquisición contra brujas y brujos del País Vasco, Navarras y País Vasco francés. Pero hay muchos más, como el Campo de Barahona (Soria), la playa del Coiro (Galicia), Cernégula (Burgos), Lanjarón (Granada), Alcantarilla (Murcia), el castillo de Trasmoz (Aragón), la Veiga del Palo en las tierras que unen la comunidades leonesa y asturiana, el lago de Somiedo (Asturias), la sierra de Amboto y Durando (País Vasco), la sierra de Caí, Altafulla, la región dominada por el Montseny en Cataluña, el monte de Galatzó en Mallorca, etc.


 Cueva de Zugarramurdi (Sorginen Leizea) donde se reunían los brujos y las brujas para celebrar el aquelarre.

 Fuente: Diccionario de supersticiones y creencias populares - Francisco J. Flores Arroyuelo.

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