Translate

martes, 28 de octubre de 2014

· LAS ISLAS CANARIAS ·


Situado al oeste de la costa de África y a más de 1.000 kilómetros de distancia de Cádiz, el archipiélago de las islas Canarias tiene en conjunto una superficie de 7.447 kilómetros cuadrados y está compuesto por siete grandes islas principales (El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote), y siete islotes (Roque de Salmor, isla de Lobos, Alegranza, Montaña Clara, La Graciosa, Roque del Este y Roque del Oeste o del Infierno), todos en la provincia de Las Palmas.

Tenerife (2.034 kilómetros cuadrados) es la isla más extensa y en su centro se alza el Teide, un volcán que con sus 3.718 metros es el pico más alto de España y el accidente que confiere su máxima personalidad a la isla. Su otro rasgo más distintivo pertenece a la mitología local y deriva del hecho de haber sido uno de los solares principales de los guanches, una tribu de la que se ha detectado su presencia desde el neolítico y que ofrecieron una gran resistencia al ser conquistados por los castellanos a finales del siglo XV.

Por su parte, Gran Canaria (1.550 kilómetros cuadrados) también estuvo habitada por los guanches y también estos opusieron resistencia a los castellanos, siendo motivo de disputa entre los historiadores locales dilucidar quién resistió más y quién traicionó a quién. Pero esas diferencias solo son un ejemplo más de la gran pugna por la supremacía que se da desde siempre entre las dos islas principales.

El Hierro es la más pequeña pero toda ella fue declarada en el año 2000 Reserva de la Biosfera, honor que comparte con La Palma, la cual ya tenía entonces el parque nacional de la Caldera de Taburiente, famoso por conservar los últimos bosques de laurisilva europeos junto con los de La Gomera (parque nacional de Garajonay).

Fuerteventura es la segunda más extensa pero la más antigua, y por ello está tan erosionada que su altitud máxima, en el pico de la Zarza, es de 807 metros. Lanzarote, aunque también antigua, ha experimentado recientes episodios volcánicos en su principal accidente geográfico, el volcán Timanfaya, que da cobijo al parque nacional del mismo nombre.

Debido a la influencia de la corriente del Golfo y de los vientos alisios, las islas Canarias (y de ahí que se las conozcan por "las islas afortunadas") gozan de una suerte de primavera continua, pues los termómetros raras veces bajan de los 18 ºC en enero y casi nunca sobrepasan los 25 ºC en julio.
Las islas ya eran conocidas en la Antigüedad y por ejemplo Homero, que las llamas Elysius, asegura que era allí donde iban a parar las almas de los héroes muertos en combate.

Cabe señalar, sin embargo, que, pese a su privilegiada posición, las islas Canarias no son únicamente fruto de un regalo. Lejos de ello, son un ejemplo mundialmente reconocido de cómo es posible construir un paraíso a partir de un infierno. De entrada, lo que allí se impone es la abrumadora presencia de los volcanes y las catástrofes que ellos provocaron al entrar en actividad, aparte de que algunos de ellos continúan activos. 

  
La lucha del fuego contra la piedra ha dejado como resultado paisajes de formas torturadas y colores imposibles. Para su fortuna, pero a base de mucho trabajo y una notable inventiva, los naturales de esas islas han ido creando un universo en el que la fauna y la flora crecen exuberantes para deleite de la mirada y regalo de los sentidos. En ocasiones, como es el caso de los viticultores de la isla de Lanzarote, ese trabajo y esa inventiva adquieren caracteres titánicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario