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miércoles, 13 de agosto de 2014

· EL ORIGEN DEL ANILLO ·

HISTORIA Y ACTUALIDAD

 



El anillo, que comenzó a usarse en Egipto, simboliza el poder soberano, y de todas las joyas fue la que en la magia demostró mayor eficacia, pues no en vano su forma similar al círculo le hacía portador de sus propiedades, lo que, unido al hecho de estar en contacto con los dedos de la mano, instrumentos naturales de emisión y recepción del fluido mágico, reforzaba sus facultades hasta convertirlo en invulnerable.


El anillo más famoso ha sido el que portaba el rey Salomón en el dedo índice de su mano derecha, pues en él estaban grabados los principales caracteres cabalísticos y el nombre de Dios, por lo que se dice que con él fue posible esclavizar a los demonios. Pero este le valió a Salomón para protagonizar una aventura que ha sido interpretada de muy diferentes maneras: un día en que se bañaba en el río Jordán perdió dicho anillo y, con él, su inteligencia y los conocimientos que conformaban su sabiduría hasta que un pescador lo encontró en un pez y se lo devolvió. Según una leyenda este anillo se conserva, protegido por dragones, en la tumba ignorada de este rey, y aquel que lo encuentre se convertirá en dueño del mundo y tendrá a todos los seres espirituales bajo su mando. Otro anillo encantado famoso fue el de Carlomagno.


Los magos siempre han confeccionado anillos bajo la influencia de los diferentes planetas y los han distribuido como amuletos según fuesen para los viajeros, para los guerreros, para curar los males del espíritu, para proteger de ciertas enfermedades, etc. El anillo, con frecuencia, también ha sido visto como una serpiente enrollada, y con ello ha pasado a ser símbolo de la vida, además de procurarle a su portador el disfrute de la vejez.

 
Durante siglos, el noviazgo ha sido un ritual de aproximación que dispone a la pareja al matrimonio, una vida de unión sexual y también un cambio radical al abandonar la casa paterna o dejar la existencia solitaria. El final de este proceso culminaba con la colocación de los anillos (llamados también, desde el siglo XV, "alianzas") en los dedos de los desposados dentro de un ritual simbólico de la entrega de sus cuerpos. Los anillos (también considerados dos argollas circulares o sin fin, eternas) se intercambian como señal externa de fidelidad y dependencia y como regalo relevante ante la presencia de la divinidad.



Los anillos, en un principio, fueron de hierro imantado, como materialización de esa afinidad, y desde la Antigüedad grecorromana se colocan en el cuarto dedo de la mano izquierda, por creer que la sangre que corre por él está en comunicación directa con el corazón.

Las supersticiones referidas al anillo son numerosas: colocarse una alianza sin estar casado puede provocar una ruptura entre los prometidos; perder el anillo es señal de que el amor que une a la pareja corre peligro,etc.

La caída del anillo en el momento de la boda es señal de mal augurio. Extraviar el anillo del esposo es señal de próxima viudedad, y en caso de que no se encuentre, un pariente cercano o un amigo de la mujer ha de adquirir otro y colocárselo en el dedo. Quitarse un anillo antes de que nazca el primer hijo es un mal presagio (creencia esta, por lo demás, común en todas las regiones de España).

En Galicia dicen que los llamados "anillos de alicornio", hechos de plata y que con frecuencia lucen las aldeanas en el dedo anular, tienen engarzado un trocito de asta de ciervo para proteger la masa que se da a comer a los cerdos y, con ello, evitar que adquieran os cuchizos, enfermedades de la boca, o los daños inducidos por maleficios de personas que desean algún mal a sus dueños. Si se porta en los dedos mientras se hace la masa de pan esta fermentará con mayor rapidez. Después de remover el agua con la mano que porta el anillo, esta puede curar las mordeduras de serpientes y animales ponzoñosos. En Extremadura y Asturias un anillo forjado en Jueves Santo tiene la virtud de curar las enfermedades del corazón.


Con el anillo se realizaba en la antigüedad romana una práctica adivinatoria denominada "dactilomancia" que consistía en atarlo a una cuerda que quedaba suspendida de un dedo de la mano derecha y que era lanzada un número impar de veces sobre un círculo en el que estaban dispuestas las letras del alfabeto para que, a continución, el oficiante, que tenía que llevar la cabeza afeitada y vestir una túnica blanca, interpretara las posibles palabras que se podían formar. En siglos posteriores se hicieron variaciones sobre este método adivinatorio con un vaso de agua y el anillo sostenido por un hilo, contando los golpes que daba contra sus paredes, adivinando el número de hijos que se iba a tener, etc.

En la actualidad la costumbre india de llevar un anillo, núcleo de poder, en la nariz para que esté en contacto con el aire que se respira se ha popularizado en Europa y América, aunque con ignorancia de su significado, por lo menos de la mayor parte de los que lo llevan.

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