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domingo, 13 de julio de 2014

· EL INCREÍBLE CONTINENTE MENGUANTE ·




Cristóbal Colón no fue el único en cometer graves errores en el trazado del Nuevo Mundo como resultado del cálculo erróneo de Tolomeo sobre la circunferencia de la Tierra. El mapa trazado en Londres en 1651 por John Farrer titulado A Mapp of Virginia Discovered to ye Hills [Mapa de la Virginia explorada hasta las montañas] refleja no solo su fe en Tolomeo, sino también el triunfo de la esperanza y la codicia sobre la realidad.

Nacido en Londres, John Farrer llegó a ser un comerciante de éxito cautivado por el entusiasmo que suscitaba la nueva colonia de Virginia, después de sus titubeantes comienzos durante el reinado de Isabel I. Era miembro del Consejo Real de la Compañía  de Virginia, que en virtud de su mandato real explotaba los recursos naturales de la nueva colonia y fundaba industrias, si bien demostró ser un rotundo fracaso para los inversores. Farrer era un activo inversor, y fundó una industria de gusanos de seda en la nueva colonia... un proyecto poco viable a menos que se entienda dentro del contexto de la obsesión occidental por llegar a Cathay.

En 1649, Farrer escribió un tratado con el modesto título de A Perfect Description of Virginia (Una descripción perfecta de Virginia), que posteriormente se publicaría en Londres. No cabe la menor duda de que su pasión por la nueva colonia fue la fuerza motriz de su vida, hasta tal punto que llegó incluso a bautizar a su hija con el nombre de Virginia en honor a su querida colonia: "De este modo -escribió-, todo aquel que hable con ella, la mire u oiga hablar de ella a terceros, pensará de inmediato en ambas". Se esperaba de ella que fuera un anuncio andante de la joven colonia, sin duda con la mejor de las intenciones. Virginia daría continuidad al negocio de la seda de su padre en la colonia.
 


El tratado de Farrer fue incluido en un libro más extenso titulado Virgo Triumphans: or, Virginia richly and truly valued [Virgo Triumphans, o la verdadera tasación de la rica Virginia], escrito por Edward Williams y publicado en Londres en 1650. La tercera edición, impresa en 1651, incluía por fin un mapa. Revelaba un cálculo erróneo de gran calibre, aunque de una vida mucho menor que la famosa debacle de la isla de California.




El mapa de Farrer representaba a un continente norteamericano extremadamente delgado y situaba el océano Pacífico ("El mar de la China y las Indias") en el otro extremo de las montañas de la Cordillera Azul. No fue casualidad cartográfica. El mismo Farrer escribió que más allá de las "cascadas" de la desembocadura del río James de Virginia "se encuentran ríos que desembocan en un mar del sur o del oeste, al otro lado de esas colonias, al igual que en esta ladera, donde discurren desde el oeste hasta el mar del este siguiendo un curso de casi doscientos kilómetros". La leyenda que incluía daba a entender que la marcha de diez días hacia el oeste a partir de la desembocadura del río James llevaría al viajero a  los ríos que fluyen hacía el oeste, y desde allí al mar de la China y las Indias.





Farrer decía basar su mapa en el que trazó el cartógrafo inglés Henry Briggs en 1625. Sobre Briggs recae la dudosa reputación no solo de crear el increíble continente americano menguante, sino también de ser uno de los primeros en incluir la "isla" de California en el mapa. En el mapa de Briggs leemos esta nota: "A veces se entiende que California es parte de un continente occidental, pero gracias a una carta española de navegación requisada por los holandeses se sabe que es una hermosa isla".

El mapa de John Farrer de las áreas de Virginia y Maryland que se conocían por aquel entonces estaba distorsionado, si bien contenía una serie de puntos de referencia geográficos y nombraba varios sitios por primera vez, incluidos los asentamientos holandeses y suecos situados al norte de Virginia. En el extremo derecho se aprecia una curiosidad geográfica, un accidente geográfico que sería buscado en vano: el Paso del Noroeste. Una versión posterior del mapa, revisado por Virginia Farrer en torno a 1652, cerró este elemento imposible en su extremo occidental, y las "cascadas" del río James pasaron a ser "colinas".

En cualquier caso, el mapa de California creado por Nicholas Sanson y trazado cinco años después del mapa de Farrer se lleva el premio a la fantasía. Representa al litoral californiano  elegantemente decorado pero imaginario, así como un lago Taos inundando el río del Norte (río Grande), que a su vez está en el golfo de California. Cabe suponer que este rasgo fue obra suya al infravalorar las dimensiones del continente norteamericano, tal como hicieron otros muchos cartógrafos, y al sentirse confundido por la trayectoria del río Grande, que desemboca en el golfo de México

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